Señales de luz

La luz de los faros ha guiado a los marineros desde tiempos inmemoriales para que supieran dónde estaba la costa.

Encendemos la luz al entrar en una habitación a oscuras.

Ponemos lámparas de mesa para ver mejor.

De noche, no pasamos por una calle que no tenga luz.

Sin luz no vemos.

La luz.

Luz es sinónimo de sabiduría. Oscuridad, de ignorancia.

La mente crea luces y sombras con su parte subconsciente, recóndita y desconocida.

Qué maravilla encontrarme este texto que escribí hace unos años entre los borradores. Me ha parecido refrescante y muy bonito (si es que se me permite decirlo…).

La mente está constantemente presente en nuestro día a día. No hacemos nada que no pase por su filtro y nos gusta re pensar todo mucho (a unos más que a otros) antes de actuar. También nos gusta mucho hacer, porque así sentimos que somos alguien, que tenemos una personalidad y una forma de pensar que nos define a través de nuestros actos. Pero la mente es cambiante, así que buscar una definición de nosotros mismos a través de lo que pensamos es perdernos en la infinitud de pensamientos que podemos generar. Y, además, no nos percatamos casi nunca, pero estos pensamientos pueden ser totalmente contradictorios, negativos, histéricos, fantasiosos… ¿de verdad crees que eres eso? Párate y escucha tus pensamientos.

¿Notas que al pararte a escuchar «algo» no puedes ser ese «algo»? Al igual que no eres ese gorrión que ves posado en el suelo o ese coche que pasa por delante de ti.

Y, sin embargo, sientes que eres. ¿Por qué empeñarse en ser «algo»? Ahora eres «algo» y dentro de un rato puedes ser un «algo» distinto porque tus circunstancias cambian.

Si te paras de nuevo, sientes que lo que no cambia es el propio cambio, que siempre está presente. Al igual que eso que no puedes definir muy bien con palabras y podrías llamar luz interior. Es como una voz que te habla desde tu interior y que, a veces, no escuchas porque hay mucho ruido exterior.

El Universo es luz y tú eres Universo, un pedacito de él si quieres, pero luz al fin y al cabo. Eres tu propio faro en mitad de la noche, solo has de seguir el haz de luz que te lleva de vuelta a casa. Sin dar vueltas, sin dejar de confiar en esa voz interior, sabiendo que todo es y que tú eres, sean cuales sean las circunstancias de alrededor.